En las últimas semanas, la progresiva caída de Bitcoin ha sido noticia desde su inicio el pasado mes de noviembre ya que no encuentra freno y se aproxima peligrosamente a nuevos mínimos ante la dificultad de superar la frontera de resistencia de los 40.000 dólares, en el momento en que se redacta este artículo.
Bitcoin se ha postulado siempre como la reina de las criptomonedas, no en vano su capitalización cuenta con el cincuenta por ciento de la totalidad del mercado de las criptomonedas. No obstante, pese a su espectacular progresión al alza iniciada desde su nacimiento, no son pocas las opiniones que, cada vez más frecuentemente, critican sus desventajas frente a las demás criptodivisas.
Una de las principales debilidades de Bitcoin radica en la lentitud del funcionamiento de su red debido al sistema en el que se basa su diseño, el denominado algoritmo proof of work y que, sin embargo, otros tipos de criptomonedas -Solana o Cardano, por ejemplo- han evitado, utilizando en su lugar el proof of stake o PoS, cuyos requerimientos de energía son mucho menores, al igual que su huella de carbono, lo que ha despertado a su vez el interés por este protocolo de los nuevos proyectos basados en blockchain en un momento en que la crisis energética golpea la realidad mundial.
El tristemente célebre conflicto en Kazajistán ha coincidido con el nivel más bajo de la caída de Bitcoin en el mes de febrero y el hecho de que hablemos del más importante país en cuanto a la minería de Bitcoin sólo por detrás de EEUU explica, en opinión de algunos analistas, una parte importante de la difícil situación que atraviesa la criptomoneda, al verse paralizada su minado a causa de los cortes en el acceso a Internet.
¿Es posible una industria más ecológica?
El pasado mes de mayo Elon Musk, CEO de la popular Tesla, anunció que su empresa dejaba de admitir pagos en Bitcoin por el impacto ecológico que la criptomoneda ejerce sobre el medioambiente provocando un desplome de Bitcoin superior al 8%. Siendo en estos momentos Dogecoin la única cripto aceptada por la empresa.
En el escenario actual, cobra especial relevancia la cuestión de si es posible encontrar fuentes de energía renovable para posibilitar el minado de las criptomonedas evitando los contratiempos que la actual crisis energética está causando en el universo de las criptomonedas.
Y es que según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, el minado de Bitcoin representaría aproximadamente un 0,5% del consumo energético mundial que supone un gasto energético superior al de países como Bélgica, Chile o Finlandia, por lo que la industria de las criptomonedas ha visto la necesidad imperiosa de descarbonizar los requerimientos energéticos de esta tecnología y cuenta ya con un número creciente de actores comprometidos en recorrer el camino de la transición hacia las renovables.
Enlazando rentabilidad y sostenibilidad
La búsqueda de la sostenibilidad medioambiental no suele ser la motivación principal para invertir en criptomonedas pero lo cierto es que existe un número creciente de inversores que, cada vez más, buscan una rentabilidad amigable con el medioambiente.
Entre las opciones más relevantes a la hora de invertir considerando tanto el posible beneficio como el respeto por el ecosistema, podríamos nombrar criptomonedas como Ethereum, cuyo protocolo utiliza el protocolo prueba de participación, más rápido y eficiente y con consumo de energía menor.
Cardano, por su parte, utiliza el mecanismo de prueba de trabajo, lo que la hace más eficiente en comparación con Bitcoin y Stellar, que se trata de una escisión de Ripple y basa la verificación de las transacciones mediante un grupo de nodos de confianza, en un ciclo de autentificación más breve y rápido, capaz de reducir costes y necesidades energéticas.
Anteriormente hemos mencionado a Ripple. Esta criptodivisa hace uso del algoritmo Ripple Protocol Consensus. Antes de que una transacción se incorpore a la blockchain, ha de recibir la aprobación del 80% de los validadores de la red que en una red eficiente y segura, efectúa a gran velocidad transacciones de bajo coste, poniendo de manifiesto la ecología de la criptomoneda.
También debemos mencionar la plataforma Nano. Dicha plataforma emplea un sistema llamado Votación Representativa Abierta -lo que la hace desde la perspectiva energética considerablemente eficiente- donde los usuarios votan en cada transacción. Dichas transacciones se realizan en menos de un segundo, lo que resulta idóneo para pagos comerciales
La realidad es que la industria del blockchain se mueve con los tiempos que corren y cada vez se hace más patente el interés por lograr la sostenibilidad como una de las principales características en el universo de las criptomonedas. Aunque habrá que esperar para ver lo que sucede con las nuevas criptomonedas en el futuro, el hecho de que la tecnología blockchain se dirija hacia soluciones ecológicas es, sin lugar a dudas, una buena noticia.